La Habitación de Ámbar es uno de los mayores tesoros creados por el hombre. La habitación fue montada por el maestro italiano Rastrelli en una de las salas del palacio de Catalina II la Grande en la residencia imperial, situada a unos treinta kilómetros de San Petersburgo. La primera residencia imperial de Tsarskoye Selo fue construida en secreto por Catalina I, la esposa de Pedro el Grande (el fundador de San Petersburgo), que deseaba dar una sorpresa a su genial y excéntrico marido. Sin embargo, la habitación no fue montada en el palacio imperial hasta mucho después de la muerte de ambos, entre 1755 y 1757.
Las tropas alemanas que invadieron la Unión Soviética se hicieron con ella en 1941. En ese año las divisiones «panzer» alemanas avanzaban hacia Leningrado, el nuevo nombre de la antigua capital imperial, a la que sometieron a un cerco pero nunca llegaron a tomar. Sin embargo, el palacio imperial quedó bajo su control. Los nazis vieron en la «Habitación de Ámbar» un botín especialmente apetecible y desmontaron más de seis mil kilogramos de su material. Los alemanes volvieron a montar el conjunto en un castillo de Königsberg y lo exhibieron al público desde el año 1942. No obstante, cuando las fuerzas soviéticas «liberaron» Prusia Oriental no había ni rastro de la «octava maravilla del mundo». Las piezas habían sido esparcidas en lugares desconocidos de distintos puntos. Cuando los Aliados comenzaron los bombardeos fue ocultada y se convirtió en un misterio que perdura hasta nuestros días.
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